5/6/14

TTIP - TPP


Patrick Heneghan & Markus Perkams, Skadden: “El término ‘cazadores de ambulancias’ se acuñó en los Estados Unidos a fines del siglo XIX para referirse a los abogados que buscaban sacar provecho de las lesiones o accidentes sufridos por una persona, siguiendo a las ambulancias hasta las unidades de urgencias de los hospitales en búsqueda de posibles clientes. Hoy día, la caza de ambulancias se ha globalizado: las firmas internacionales de abogados animan a las multinacionales a demandar a los gobiernos con controversias relativas a inversiones internacionales, causando estragos en las finanzas públicas y en las políticas sociales, sanitarias y ambientales

Cáncer Capitalista: "Las grandes depresiones monopolistas, sin embargo pueden resultar peligrosas para el capital si los pueblos o los estados reaccionan en contra de sus intereses (nacionalismo económico, controles sobre los movimientos de capital, renacionalizaciones, socializaciones, regulaciones anti-monopolios, etc.) De ahí el ahínco en la introducción de regulaciones (tratados bilaterales de libre comercio, Tratado de Maastricht, Tratado TLCAN o NAFTA,TTIP, TPP, etc.) que aseguren la depresión a perpetuidad constitucionalizando la incapacidad democrática de los pueblos y de los estados para reaccionar frente a la depresión monopolista. El TTIP, TPP y similares constitucionalizan la Gran Depresión".

El Gran Mercado Trasatlántico oligopolístico


Mientras que la resistencia se organiza según las recetas nacionalistas tradicionales, las multinacionales hace tiempo que perfeccionan su arsenal patógeno mutante para vencer las resistencias de los últimos comunales del planeta.

Frente a la contestación nacional o posibles movilizaciones o resistencias locales, el macro-oligopolio multinacional, Cargill, Dupont, Dow, FedEx, Amwey, Chrisler, Citi, Ford, GE, IBM, Intel, Johnson&Johnson, Lilly, MetLife, UPS, JP Morgan, etc., están diseñando un marco estructurado de dominación oligopolista sistémica global.

TTIP - TAFTA

Lo que se está cociendo en las altas esferas del poder es un macro Tratado de Libre Comercio Transatlántico (TTIP: Transatlantic Trade and Investement Partnership) para la creación de un Gran Mercado Trasatlántico diseñado a la medida de los intereses de los grandes grupos monopolistas transnacionales y que incorporará de facto el poder de sentar en el banquillo de los acusados a cualquier estado, comunidad o municipio cuyos ciudadanos o contribuyentes osen trastocar los planes de beneficio de los inversores multinacionales.

El acuerdo en tramitación se denominará TTIP, PTCI, TAFTA, GMT, … una multitud de apelaciones que se explica por el secreto de las negociaciones, iniciadas al parecer desde febrero de 2013, entre las multinacionales (automóvil, farmacéuticas, alimentación, sector de la salud, químicos, informática, telecomunicaciones, …), los EEUU y la Comisión.

Ya hubo intentonas anteriores: Acuerdo Multilateral de Inversiones -AMI -, negociado secretamente entre 1995-97 tuvo que ser retirado por las enormes protestas desencadenadas tras su publicación en la revista Monde Diplomatic; o las más recientes ACTA -Anti-Counterfeiting Trade Agreement- y SOPA -Stop Online Piracy Act- que fracasaron también al hacerse público su contenido abusivo y antidemocrático en 2012.

Ahora, con la excusa de la crisis, la supuesta competencia de los BRICS o la necesidad de creación de empleo (el TTIP serviría supuestamente para relanzar el crecimiento económico, con supuestas predicciones de un aumento de entre el 1% y el 3% del PIB, así como la supuesta creación de cientos de miles de puestos de trabajo, o el supuesto aumento de la renta per cápita a largo plazo), se pretende colar todo un paquete de disposiciones a favor de los monopolios multinacionales (rebaja de normas sanitarias, protección social, protección medioambiental, etiquetaje de transgénicos, fracking a discreción, patentes abusivas, desregulación financiera, etc) bajo el formato de “armonización de las regulaciones y normas a ambos lados del Atlántico” y “reconocimiento mutuo”. La regla matemática a aplicar es el mínimo común denominador, es decir, un recocido con todo lo malo de América y todo lo malo de Europa, servido en bandeja de plata a las insaciables tragaderas de los monopolios transnacionales.

La Comisión Europea reconoce que el nuevo tratado tendría un "shock inicial" que obligaría a una reestructuración en profundidad de muchos sectores afectados (productores de carne, azúcar, fertilizantes, bio-etanol, equipos de transporte, sector del metal, sector de la madera y del papel, sector de servicios a los negocios, o los sectores de servicios personales y de comunicación). Es decir, como en el caso del NAFTA de 1994 (EEUU, Canadá y Méjico), la promesa de 20 millones de nuevos empleos representó en realidad la pérdida de millones de viejos empleos sin sustitución alguna, tanto en EEUU como en México. Aunque las corporaciones incrementaron enormemente sus beneficios las condiciones laborales (dumping en cuanto a sueldos y estándares de seguridad y salud) se deterioraron a ambos lados de la frontera. En Europa las legislaciones laborales deberían "armonizarse" con la ley americana mal llamada “Derecho a trabajar”, que ha restringido sistemáticamente la libertad de asociación sindical de los trabajadores.

ISDS (Investor-State Dispute Settlement)


Pero además, con el paquete “librecambista” (que admite más publicidad) se quiere colar otro paquete aún más secretivo, un acuerdo multilateral de resolución de conflictos entre inversores y contribuyentes diseñado para maniatar cualquier forma de resistencia al dumping social o a la privatización de los comunales sea a escala municipal, local, regional o nacional.

Precendentes: Pagar para legislar

Durante la primavera árabe (2011) los egipcios consiguieron un aumento del salario mínimo de 31€ (pasaron de 41 a 72€ al mes). Veolia, una multinacional del agua, interpuso en junio de 2012 una reclamación contra el estado egipcio ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI -ICSID en inglés -) una oficina del Banco Mundial. El motivo, que la nueva ley sobre el trabajo egipcia vulneraba los acuerdos tomados con el gobierno cuando la multinacional pasó a explotar el tratamiento de residuos de la ciudad de Alejandría.

En 2004 Cargill arrancó 66 millones € al estado mejicano por haber creado un nuevo impuesto sobre las bebidas con soda.

En 2010 Tampa Electric obtuvo 25 millones de $ de Guatemala por haber aprobado una ley que nivelaba las tarifas eléctricas.

En 2009, el gigante sueco de la energía Vattenfall interpuso una demanda en contra de Alemania. La compañía reclamaba una indemnización de 1.400 millones de euros por las medidas ambientales que limitaban el uso y el vertido del agua de refrigeración para una central eléctrica de carbón situada en las márgenes del río Elba en Hamburgo. En 2012, Vattenfall llevó a juicio al gobierno alemán exigiendo 3.700 millones de euros en compensación por la pérdida de beneficios relacionada con sus plantas de energía nuclear por la decisión del gobierno de irse retirando de la energía atómica.

Philip Morris presentó una demanda en 2010 contra Uruguay y Australia porque estos países introdujeron advertencias obligatorias sobre los riesgos para la salud en las cajetillas de tabaco.

Cuando Argentina congeló las tarifas de los servicios públicos (energía, agua, etc.) y devaluó su moneda para responder a la crisis financiera que azotó al país en 2001-2002, se vio sorprendida por más de 40 demandas de inversores. Grandes compañías como CMS Energy (Estados Unidos), Suez y Vivendi (Francia), Anglian Water (Reino Unido) y Aguas de Barcelona (Estado español) reclamaban paquetes de compensación multimillonarios por la pérdida de ingresos.

En la actualidad hay más de tres mil casos en tramitación.Para una lista interminable de casos en tramitación consultar esta web: http://italaw.com/arbitration-rules/icsid

Los monopolios transnacionales están demandando a países desarrollados y en desarrollo de todos los continentes por adoptar medidas tributarias o políticas fiscales, prohibir productos químicos nocivos o actividades mineras, requerir que se realicen evaluaciones de impacto ambiental, introducir regulaciones sobre residuos peligrosos, etc. A menudo, la amenaza de una demanda basta para congelar las medidas del Gobierno, haciendo que los responsables de formular políticas se den cuenta de que deben pagar para regular.

Este tipo de “acuerdos” (a menudo trucados con letra pequeña que sólo aparece el día de la reclamación) protegen a las multinacionales contra toda decisión pública, independientemente del gobierno de turno y al margen de las regulaciones nacionales o los tribunales locales puesto que las disputas sólo se resuelven en instancias especializadas de arbitraje (CIADI, CNUDCI, …) sin derecho a apelación.

Los Estados deben cumplir con los laudos arbitrales. Si se niegan a ello, el laudo puede ejecutarse prácticamente en cualquier lugar del mundo; por ejemplo, confiscando una propiedad del Estado en cuestión en otro país.

Un selecto grupo de firmas y abogados que cobran la friolera de 8 a 30 millones de $ por caso, a razón de mil $ la hora de una legión de leguleyos (El Gobierno filipino gastó 58 millones de $ para defenderse en dos casos contra el operador aeroportuario alemán Fraport) con interconexiones las multinacionales y numerosos intereses financieros, dictan sentencias que poco tienen que ver con la justicia o la independencia.

En el caso de Plama Consortium contra Bulgaria, los honorarios a pagar por Bulgaria ascendieron a más de 13 millones de $, por defenderse de una demanda que, en última instancia, se consideró fraudulenta. Aunque Bulgaria fue indemnizada con 7 millones se vio obligada a añadir 6 millones de su presupuesto para acabar de pagar la factura presentada por los abogados.

La industria del arbitraje internacional de inversiones está dominada por un reducido
y compacto grupo de firmas de abogados y árbitros –Freshfields (Reino Unido), White & Case (Estados Unidos) y King & Spalding (Estados Unidos) que ejercen como árbitros y como representantes de las partes (o consejeros), e incluso se citan entre sí para actuar como testigos en los casos de arbitraje. Una puerta giratoria sin pausa existe entre los responsables nacionales de las políticas de inversiones, los abogados de las multinacionales y los abogados de las cortes arbitrales.


El sistema de arbitraje de inversiones, dada la magnitud de las cifras involucradas, está cada vez más interconectado con el mundo de las finanzas especulativas, puesto que hay fondos de inversión que están ayudando a financiar los costos de las disputas inversor-Estado a cambio de un porcentaje de la indemnización o laudo final. Se trata de invertir en el pleito de otra entidad con la esperanza de compartir el botín si finalmente se otorga un pago. Por lo general, el financiador tomará entre el 20 y el 50% del laudo final. Esta financiarización del arbitraje de inversiones llega incluso a propuestas como la posibilidad de que se puedan vender paquetes de demandas a terceras partes (swaps de impago) en la más pura tradición de los derivados especulativos financieros.

Pero se trata aún de acuerdos “ad hoc”, no generalizables, que dependen de la voluntad de aceptación por parte del gobierno de turno. Algunos países han empezado a tomar conciencia de los abusos y han empezado a retirarse del sistema. En la primavera de 2011, el Gobierno australiano anunció que dejaría de incluir disposiciones sobre la resolución de diferencias inversor-Estado en sus tratados comerciales. Bolivia, Ecuador y Venezuela han puesto fin a varios tratados de inversión y se han retirado del CIADI.

Colar el ISDS por la puerta trasera


Si se incluyera en el TTIP un capítulo de protección inversiones de multinacionales, general y obligatorio (el ISDS), una reglamentación municipal sobre el precio del agua, una tasa contra la polución, un aumento del salario mínimo, un cambio en los horarios comerciales, una norma de protección del comercio local contra la instalación de grandes superficies, una norma de etiquetaje que obligue a especificar el origen transgénico de los ingredientes, …, podrá ser reclamada por la multinacional de turno (por que puede reducir el beneficio esperado de la inversión), no ante un tribunal administrativo nacional sino en una corte de arbitraje internacional que impondrá sanciones y multas disuasorias a los ciudadanos contribuyentes además de cobrar millones por sus dudosos “servicios”.

Se trata de la creación de un frente inexpugnable que pretende acabar con cualquier resistencia democrática, social o política en defensa de los comunales, un ataque a cualquier intento democrático de reforma fiscal contra los grandes monopolios, las grandes superficies, los grandes bancos o los mercados financieros. Cualquier intento de aumento del salario mínimo, la seguridad laboral, la sanidad pública, la educación, los fármacos genéricos, la introducción de medidas de defensa del medio ambiente, etc., que vulnere los intereses de cualquier grupo monopolista multinacional, será aplastado en los tribunales pro-business globales.

Recetas nuevas contra los monopolios multinacionales



La lucha por los comunales es la clave para la resistencia frente al ecocidio, austericidio y empleocidio del capitalismo monopolista multinacional.

Los comunales locales y regionales (edificios, viviendas y espacios públicos, normas contra el establecimiento de grandes superficies, servicios públicos municipales, provinciales, etc) deben defenderse con uñas y dientes frente al capitalismo multinacional y sus sponsors y lacayos nacionales.

Desbancar a los lacayos que gobiernan a favor de los monopolistas no es suficiente puesto que todo el conjunto del entramado institucional europeo y mundial está al servicio del capital monopolista multinacional. El nacionalismo individualista es una receta obsoleta en un planeta globalizado. El nacionalismo miope que pretende salvarse de la crisis general soltando lastre y colaborando con las multinacionales es, cuando más, una vía de escape de muy corto recorrido.

La batalla por los comunales tiene que globalizarse desde el ámbito más local, hasta el ámbito más general en una sinapsis permanente. Los que pretenden urbanizar una plaza pública, cerrar un CAP, subir el IVA, cambiar empleos fijos por mini-jobs, hacer fracking frente a tu pueblo, montar un Carrefour en la esquina, etc., son el FMI, la Comisión Europea, el Banco Mundial, la oligarquía financiera y en definitiva, el capital monopolista multinacional. Por lo tanto, si las luchas locales no saltan a luchas solidarias y a luchas globales, los comunales serán estrangulados, uno tras otro, en su totalidad y la batalla estará perdida de antemano.

Frente al Tratado del Gran Mercado Trasatlántico, la evidencia más clara y fidedigna del frente único, global y coordinado de los oligopolios transnacionales para someter a la población y al planeta, hay que contraatacar con un frente único de resistencia socialista global en cada pueblo, en cada ciudad, en cada región, en cada nación y en cada continente. El cáncer capitalista está demasiado extendido y las viejas recetas nacionalistas ya no tienen ninguna posibilidad de frenar su avance mortal.

Podemos ha manifestado en diversas ocasiones su oposición al TTIP. Si el partido de Pablo Iglesias mantiene esta postura, una victoria de Podemos en las próximas elecciones generales podría ser el golpe definitivo al TTIP (un solo país de la UE puede vetar el tratado)

En España, hasta el momento, el TTIP cuenta con el apoyo y la activa colaboración del PP, el PSOE, CiU, el PNV i UPyD. En contra del TTIP se han posicionado IU, ICV-EUiA, Amaiur, ERC i CUP.

Vídeo sobre el TTIP:

Información sobre Acuerdos Multilaterales de Resolución de Conflictos: Cuando la injusticia es negocio


Blog de activistas contra el TTIP: No al TTIP

Más información sobre el TTIP: De que va el tratado USA-UE

3 comentarios:

A.J dijo...

La tercera revolución industrial está basada en sectores que no producen realmente nada,¿un servicio?,¿publicidad? nada más.¿Qué produce Facebook que sea tangible? nada. Facebook o cualquier otro tinglado de internet y tecnológico no producen bienes tangibles y los que fabrican los aparatitos tienen la producción deslocalizada.

El problema de la globalización es la deslocalización.
Sectores productivos industriales que generan mucho empleo son deslocalizados a trust del sudeste asiático y el"primer mundo" se queda simplemente en economías"de servicios". Una economía de servicios no es viable en países con mucha población.
Si Alemania no está como España es, en parte, a que aún conserva gran parte de su tejido industrial que genera muchos puestos de trabajo y alto valor añadido.

Si al fenómeno deslocalizante sumamos el fenómeno de inmigración masiva hacia el "primer mundo"(deslocalización masiva de mano de obra barata y pobreza) tenemos la tormenta perfecta.

No se puede atacar la globalización sin oponerse a sus fenómenos como hacen muchos izquierdistas ya que todo está relacionado.

Frente a la globalización, estado-nación, soberanía y bloques autosuficientes.

Anónimo dijo...

Parece que aún hay esperanza...
http://www.cafeambllet.com/el-ttip-ha-muerto-un-regalo-de-syriza-a-todos-los-pueblos-de-europa/

Crisis Capitalista dijo...

Gracias por la información

A pesar del aparente inicio light de las negociaciones entre los que lideran la UE y Grecia, que a nadie le quepa la menor duda de que la Grecia de Syriza va a ser sometida con saña a una estrategia de acoso y derribo que en estos momentos se está diseñando.

Dependerá de la movilización que puedan desencadenar las fuerzas anticapitalistas que la alternativa que representa Syriza pueda llegar a buen puerto y, por el camino, plantear un reto serio al TTIP

Un saludo