28/7/08

Economía burbujista. De burbuja a burbuja y tiro por que me toca



Paul Sweezy. The Triumph of Financial Capital. 1994: "Tradicionalmente la expansión financiera ha ido de la mano de la prosperidad en la economía real. Desde hace algún tiempo esto ya no es verdad y lo cierto es más bien lo contrario. En otras palabras, la expansión financiera ¿se nutre de una economía real boyante o por el contrario lo hace sobre una economía real estancada?. La respuesta a esta cuestión es "si", esto es posible y es lo que está sucediendo. Y añadiría que estoy cada vez más convencido de que esta relación invertida entre las finanzas y la economía real es la clave para entender lo que está ocurriendo en el planeta."

La fiebre especulativa está atentando ahora contra las mismas bases del sistema. Especular en productos inelásticos como el petróleo y los alimentos implicará inequívocamente y en el muy corto plazo el colapso total de la economía real y de la subsistencia de la mayoría de los habitantes del planeta.

La economía de la burbuja crónica


En su última fase monopolista el capitalismo solo ha podido retrasar los efectos de la crisis de sobreproducción a base de financiarizar el sistema.

La desproporción en la distribución de la riqueza ha generado una gran masa de "sin recursos" cuyo consumo es sólo posible a base de endeudamiento mientras la manipulación de los índices de riesgo permite que se conceda saldo a un mundo plagado de insolventes a rescatar con fondos y propiedades públicas.

Ha sido esta enorme bola de crédito en que se han convertido los mercados financieros, la que ha venido ocultando el desajuste real que genera la crisis de sobreproducción.

La manifestación de la alocada deriva financiera del sistema ha sido una sucesión imparable de burbujas financieras cada vez mayores y más agresivas: Burbuja de “los países emergentes” de los 80, burbuja inmobiliaria en Japón y crac en 1990, nueva burbuja de “países emergentes”, seguida de la quiebra de México en 1994 y la crisis asiática de 1997, burbujas y cracs de 1998 en Rusia, Chequia y Polonia), burbuja de las dot.com y el correspondiente pinchazo a comienzos del 2001 y por fin seis años de burbuja inmobiliaria para acabar en el crac de las hipotecas basura en 2007.

La adicción especulativa


Los economistas emplean el término "especulación" para referirse a una actividad de mercado específica. Se puede obtener un beneficio en el mercado a partir de inversiones en negocios de la economía real. También se puede intervenir en el mercado para obtener beneficio en actividades de minimización del riesgo (hedging), o aprovechando diferencias de precio en distintos submercados (arbitraje), o aprovechando diferencias de precio en un mismo mercado (especulación).

A lo largo de la historia del capitalismo la propensión a la especulación se manifestó desde los mismos orígenes y tras los desastres financieros y económicos provocados por sucesivas burbujas especulativas que culminaron en la crisis de los 30 y la 2a guerra mundial, se diseñaron normas para controlar los excesos permitiendo operaciones de hedging y arbitraje pero con restricciones a la pura actividad especulativa.

Globalización = Especulación


Eso cambió con la llegada del neoliberalismo y la desregulación de Reagan y la señora Thatcher. La especulación ligada a las manipulaciones del mercado permite aumentar considerablemente el ritmo de acumulación al generar un enorme conglomerado de instrumentos financieros que diluyen la relación trabajo-dinero y genera las condiciones óptimas para una redistribución de la renta en favor de una ínfima capa privilegiada de la población del planeta.

El componente básico y quizás fundamental de la globalización no es otro que la desaforada especulación sin freno. La dependencia respecto a la especulación es total. El sistema ha perdido cualquier capacidad funcional en condiciones de “mono”. Sin algo en que especular el sistema se colapsa.

Mercados trucados


El "mercado" no es una entelequia atemporal sino una institución normativa histórica y ha venido siendo modificado durante las últimas décadas mediante sucesivas reformas en beneficio de la actividad especulativa.

La volatilidad de los mercados de divisas tras el desmantelamiento de Bretton Woods, la monetización de los déficits comerciales USA, a la eliminación de los controles sobre los movimientos de capital y la apertura de los mercados de divisas y financieros nacionales a la penetración de los operadores de Wall Street, aplanaron el terreno para la deriva especulativa.

El sistema funciona de manera muy distinta a la del libre mercado descentralizado con miles de participantes y acceso paritario a la información que describían los manuales de las escuelas de negocios.

Quienes estaban en el centro de todas las corridas especulativas gozaban de una información de mercado a tiempo real de gran valor para retirar las fichas a tiempo. Wall Street podía una y otra vez penetrar en un mercado particular (Chequia, Polonia, Rusia, México, Argentina, ...), apoyados por un enjambre de fondos de inversión, fondos hedge, - apalancados con préstamos de Wall Street - ... generar una burbuja financiera, acumular enormes beneficios especulativos y retirarse justo antes del crac. Este tipo de "arbitraje especulativo" acabó constituyendo la actividad principal de Wall Street.

El mercado financiero rezuma especulación por todos sus poros y los inversores-especuladores han interiorizado profundamente el "instinto de enjambre" durante las últimas décadas locas. Los fondos de inversión y los fondos Hedge se imitan las estrategias de inversión unos a otros (si se equivocan, el error lo habrán cometido todos y así el mánager, gestor del fondo, evita responsabilidades) exacerbando así la magnitud de los ciclos especulativos de forma que vivimos inmersos en una economía de burbuja crónica global.

De burbuja a burbuja y tiro por que me toca


El nuevo sistema de Wall Street estaba constituido por 5 grandes bancos de negocios con capacidad para movilizar, ellos solos, más de 4 billones de $ y con una capacidad de arrastre (enjambre de bancos comerciales, fondos hegde, fondos del mercado monetario, fondos de inversión, ... ) de otros 4 o 5 billones más. Lanzar estas enormes sumas sobre un determinado juego de arbitraje permite modificar la dinámica del mercado en favor del especulador.

Los bancos de negocios, contando con la información privilegiada que proporciona su fuerte posición de oligopolio y las enormes masas de recursos que manejaban, podían entrar en un mercado concreto, generar en él una burbuja en sus precios, recoger los beneficios y retirarse a tiempo reventando la burbuja.

Tales actividades resultaban bastante sencillas en países "emergentes" con bolsas poco desarrolladas. Los bancos de Wall Street experimentaron y fueron puliendo el modelo a partir de las burbujas generadas en Polonia, Chequia y Rusia en los 1990s.

El tándem Washington-Wall Street evidentemente pensaba que podía manejar las escaladas burbujistas. Es obvio que ambos, reguladores y bancos de negocios, generaron las burbujas con premeditación y alevosía, contando siempre con tener a punto otra burbuja para sustituir el pinchazo de la anterior. De burbuja a burbuja y tipo por que me toca.

Con una buena provisión de ganancias y experiencias burbujistas en otros países, los paladines de Wall Street decidieron atreverse a llevar su particular cruzada especulativa a territorio propio. La organización de la fenomenal burbuja de las punto.com en EEUU les proporcionaría enormes ganancias a expensas de los codiciosos, pero inexpertos operadores europeos - sobre todo aseguradoras - , que quedarían pillados y en pelotas cuanto estalló la burbuja.

La revolución de los mercados monetarios


Para organizar una burbuja no es suficiente con la información privilegiada. Es preciso movilizar ingentes cantidades de fondos para lanzarlos sobre una determinada operación de arbitraje/especulación y lograr cambiar la dinámica del mercado en favor del especulador.

Las economías de escala financiera son un factor esencial para la manipulación de los mercados. El nuevo modelo de negocio precisa pues un enorme crecimiento de los balances (activos y pasivos) de los agentes participantes y por tanto una enorme desproporción con respecto a los fondos propios (apalancamiento).

El sistema financiero tradicional se nutre de la economía real, es decir, de los fondos de los ahorradores - depósitos - y del dinero bancario creado a partir de los créditos de los bancos comerciales a la actividad empresarial.

Ambas fuentes de financiación resultaban claramente insuficientes para los niveles de apalancamiento necesarios para las corridas especulativas. Así pues los bancos de negocios recurrieron a los fondos obtenibles en los mercados monetarios.

Los mercados monetarios tradicionalmente se componían por una parte de los mercados interbancarios que corregían los excedentes y déficits de liquidez a corto plazo de los bancos participantes y por otra de los mercados de letras de cambio y pagarés, utilizados por las grandes empresas para afinar sus posiciones de disponible.
La globalización financiera significó la transformación hipertrófica de estos mercados en fuente de financiación alternativa a la escasez de depósitos y crédito comercial, incorporando nuevos agentes como fondos de pensiones, mutualidades,... y generando una nueva clase de títulos a corto plazo que giraban continuamente mientras todo marchaba viento en popa.

El "credit crunch" del inicio de la crisis - que se llevó por delante al Bearn Stearns, el Northern Rock, y a toda la banca islandesa - se debió a que estos títulos dejaron de girar.

Bancos en la sombra


Una característica clave del nuevo sistema son las entidades financieras enteramente desreguladas: fondos hedge, private equity, sivs y conduits. Pero no se trata de un sistema en la sombra, en competencia con los bancos regulados, sino de una rama, de una formación perfectamente compatible e integrada en el sistema globalizado.

Los bancos regulados actuaban como "prime brokers", de los operadores en la sombra, prestándoles para que constituyeran ingentes carteras de activos financieros. De hecho se trataba de una dualidad dinámica -"sector regulado - sector sombrío" - para alcanzar los gigantescos niveles de apalancamiento "fuera de balance" necesarios para poder intervenir con éxito en las corridas especulativas.

Londres versus Wall Street


En Londres se constituyó en paralelo con la banca oficial un sistema financiero en la sombra de enorme envergadura. Gordon Brown institucionalizó la desregulación total en 1997 con la creación de la Financial Services Authority que defendía operar de acuerdo con "principios" en vez de reglas.

Se trataba de una especie de Guantánamo financiero para Wall Street, el lugar donde puedes hacer lo que no se puede hacer en tu país. Wall Street y Londres constituían un sistema planeta - satélite, centro emisor de CDOs para el mercado en la sombra y centro de los mercados de cambios (FOREX) para organizar corridas especulativas. En 2007, el Reino Unido detentaba el 42,5% de los derivados financieros basados en tipos de interés y en tipos cambio de monedas y se acercaba al 37% del total mundial en el negociado de derivados financieros de todo tipo.

El mercado en la sombra: "Over the counter"


El sistema bancario en la sombra no se refiere sólo a los agentes institucionales - fondos hedge, ... - sino también a las prácticas y productos que permitían aumentar el apalancamiento de los bancos de negocios. Desde finales de los 1990 una parte cada vez mayor de las operaciones y productos del sistema en la sombra han sido productos (CDOs i CDSs) y operaciones "over the counter" , es decir, fuera de las bolsas.

La expansión imparable de la combinación CDOs - CDSs, tuvo su origen a partir de 1998 cuando JP. Morgan Chase persuadió a AIG a asegurar sus CDOs con CDSs.

Los CDOs constituyen una especie de "títulos - obligaciones" en las que los "obligados" no son empresas reconocidas - Coca-cola, Telefónica, ... - sino una masa de pequeños deudores cuyos préstamos para comprar inmuebles, coches, pagar universidades, electrodomésticos, etc. se amalgaman en diferentes tramos de un solo producto titulizado.

Evidentemente poner precio a unas obligaciones de Telefónica es relativamente sencillo y hay un mercado secundario que afina hasta la centésima de euro el valor de un título. Pero en el caso de los CDOs hay que fiarse de las agencias de rating. No existe un mercado secundario. Nadie sabe lo que hay detrás del título en cuestión. Hay que colocarlos "over the counter", es decir, fuera de las bolsas. Y, para colocarlos, es preciso que vayan asegurados con un CDSs que responderá en caso de impagos.

Sector financiero y economía real


Se da por supuesto que el sector financiero trabaja en el sentido de ayudar eficientemente a que se produzcan las operaciones de la economía real. Pero cuando se da rienda suelta a la especulación, el sistema financiero puede convertirse en un factor de desestabilización. La escalada del precio de los carburantes y los alimentos producida por la especulación de los fondos hedge, fondos de pensiones, fondos soberanos y demás especuladores, perjudicaron las operaciones de la economía real, generando efectos fuertemente negativos.

¿Y en que especular ahora?


Al margen de las causas y explicaciones estructurales que están estudiadas en otros artículos de este blog, la crisis alimentaria y energética galopantes tienen una explicación inmediata. Según la deriva burbujista, tras un reventón la alternativa para la recuperación es crear otra burbuja en otro sector. Así pues, tras el crac inmobiliario se produjo una "sana" desviación del enjambre especulativo hacia las "commodities".

Las materias primas, incluidas los alimentos, son considerados como “inversiones” relativamente seguras pues puedes dejar de comprar una consola o una casa pero no comida (es lo que los economistas denominan productos con poca o nula elasticidad).

Se ha puesto de moda - ¿pura coincidencia? - cargarle el pato de la escalada de los precios al agotamiento del petróleo o la demanda creciente de China cuando de lo que se trata fundamentalmente es de pura especulación, agiotaje sin escrúpulos y beneficios desorbitados para el puñado especuladores y multinacionales (alimentarias y petroleras) que se hallan en la cresta de la ola.

El Banco Mundial, el F.M.I. y la Organización Mundial de Comercio, con el beneplácito y la colaboración entusiasta de los gobiernos de EEUU y la UE, se han encargado en los últimos años de amañar las condiciones para que los capitales puedan circular libremente, invertirse y especular sin control en un mercado global energético y alimentario rediseñado y a medida.

Mercados de futuros, el agiotage puro y duro



Lo tragicómico de la situación es que fue precisamente para paliar situaciones de desabastecimiento alimentario que fueron creados los mercados e instrumentos de futuros para superar situaciones de malas cosechas. Se trataría de un mecanismo para que productores y consumidores de grano transfirieran el riesgo al medio financiero. En 1848 se creó en Chicago, centro del cinturón del grano norteamericano, el Chicago Board of Trade, que seria el primer mercado de futuros (con títulos estandarizados a partir de 1865) para atraer los fondos especulativos que en proporción regulada de 1 a 3 proporcionarían la liquidez necesaria para regular el mercado. Luego en 1882 vendría New York Mercantile Exange (NYMEX) con futuros para la carne en lata, los huevos y la mantequilla y en 1933 el Commodities Exange (COMEX) se fundiría con el anterior aportando al parquet los metales, el caucho y otras “commodities”.

Por otro lado los mercados de futuros en petróleo no se crearían hasta 1983 convirtiéndose en pocos años en el más activo mercado de futuros del planeta. Pero esto ocurría ya en un medio cada vez más desregulado y proclive a la especulación.

En los 1970s estaba bastante claro quien o que (OPEP, crisis oriente medio, ... ) estaba dictando los precios del petróleo pero hoy día es totalmente imposible saber quien está especulando y en que cantidad. La desregulación de los mercados permite que la mayoría de las transacciones se realicen fuera de cualquier supervisión.

En 1992 la Commodity Futures Trading Comisión (CFTC), encargada de controlar la especulación en los mercados de commodities, dictó la reglamentación 35 que eximía ciertos tipos de contratos en energía de la exigencia de ser contratados en el seno regulado del NYMEX y en el 2000 otra norma de la misma agencia (Commodity Futures Modernization Act) eximía de cualquier regulación las transacciones efectuadas con soporte electrónico. En la práctica significa que la mayoría de las transacciones más importantes del mercado son "over-the-counter", es decir, secretas y totalmente opacas.
Antes de la desregulación los inversores tenían que declarar sus posiciones en las diversas materias primas y ajustarse a a los estrictos límites dictados por la CFTC que fijaban la cantidad máxima de contratos de futuros que una institución individual podía mantener. Con ello se intentaba prevenir las manipulaciones del mercado por parte de inversores constituyendo grandes paquetes de contratos en orden a manipular el precio de las materias primas implicadas.

Todos estos fusibles desaparecen con la legislación del años 2000. Inmediatamente después de aprobada la ley se crearon varios mercados desregulados sobre materias primas (como el InterContinental Exchange) permitiendo a los fondos hedge y bancos de inversión de Wall Street contratar futuros sin ninguna limitación, ningún requerimiento de información ni ningún control en su operativa. El valor total de los contratos de futuros "over-the-counter" se estimaba en unos 9 billones de $s en 2007 (casi el doble de los contratos en el mercado regulado).

Enron fue de los primeros en abalanzarse a operar sin límites en los futuros sobre energía, tomando arriesgadas posiciones apalancadas que le llevaron al colapso por fallos en sus cálculos.



Hoy día los mercados de materias primas, petróleo y alimentos incluido, ofrecen pues las mejores condiciones posibles para la especulación. Se trata de un medio en el que florecen multitud de derivados financieros semejantes a los que hundieron el mercado inmobiliario. Ahora se trata de sofisticados derivados sobre índices en precios de commodities que ofrecen rentabilidades semejantes a sus primos del inmobiliario y es hacia ellos que se ha redirigido el rebaño especulativo con los más avispados “inversores” a la cabeza.


Nótense  los dos picos debidos a boicots, revoluciones y guerras. En 2003-2004 los Wall Street boys saltaron sobre el mercado (derivados financieros del petróleo). No existe ninguna explicación racional que tenga que ver con la demanda y la oferta para justificar el dramático boom que aparece en la gráfica. En todo caso sería un indicador de la guerra de Wall Street contra el resto de la humanidad.

Financiarización de los alimentos


En los mercados de futuros tradicionales los especuladores financieros apuestan sobre las variaciones de precios a corto plazo y su actividad garantiza una cierta estabilidad en los mercados. Pero a partir de 2001 se crearon fondos de índices de materias primas - Commodities Index Funds- (los inversores de los cuales van desde los fondos de pensiones, fondos universitarios, fondos hedge, fondos de países soberanos .. hasta inversores individuales a través de fondos mutualistas).

Estos fondos periódicamente venden contratos de futuros antes de la fecha de maduración y reinvierten lo obtenido en nuevos contratos con lo que los inversores obtienen el diferencial entre el precio del primer contrato y el del segundo, es decir pueden beneficiarse de la subida del precio sin necesidad de adquirir el producto ni tener que almacenarlo. Por eso le les llama "inversores en índices".

Se trata pues de especuladores a largo plazo que apuestan simplemente por la subida a largo plazo de unas determinadas materias primas. Ya no actúan de la forma tradicional (hedge) y en realidad contribuyen a la desestabilización de los mercados.

En 2001 su intervención en los mercados de futuros era mínima. En 2003 detentaban posiciones por un valor de 13.000 millones de $. En marzo de 2008 ya eran cerca de 260.000 millones de $ (el 42% de todos los contratos de soja, el 64% de los de trigo). En el caso del trigo la realización de los contratos acumulados representaría dos veces el consumo anual norteamericano.

Multinacionales como Archer Daniels, Cargill, Bunge, Montsanto y Syngenta tienen poder de mercado y la infraestructura para manejar inventarios, invertir en mercados de futuros y manipular los precios a escala mundial para obtener superganancias.

La fiebre especulativa está atentando ahora contra las mismas bases del sistema. Especular en productos inelásticos como el petróleo y los alimentos implicará inequívocamente y en el muy corto plazo el colapso total de la economía real y de la subsistencia de la mayoría de los habitantes del planeta.

En un solo día, el 17 de abril de 2008, los futuros en arroz en Chicago aumentaron un 2,5% hasta alcanzar un nuevo récord de 23,12 $/100 libras, con lo que la subida acumulada desde enero se eleva ya al 66%. Petróleo, maíz, aceite de palma, soja, ... siguen la estela. El rebaño especulativo ha encontrado su nueva burbuja aunque en este caso no se trata de dejar sin vivienda a las parejas de recién casados sino de dejar sin trabajo y sin nada que llevarse a la boca a cientos o miles de millones de seres humanos.

La depresión, la crisis, la guerra, ... son ideales para el hagiotage (especulación criminal en materias primas) y el crimen organizado, sectores que van a dar mucho que hablar en los tiempos que se aproximan.