8/12/13

El final de la Transición española


España, brotes “verdes”

La acción puntual de los “indignados” del 15M de 2011 parece que representó más bien una especie de despedida “# twitter” de los jóvenes resignados a emigrar (a los pocos meses los españoles votarían en masa a favor de la derecha más recalcitrante).

La España de los indignados que atemorizaron al capital autóctono e internacional durante la anterior gran depresión de los años 1930s yace denostada y olvidada bajo tierra en fosas comunes en los márgenes de las carreteras. La España resignada de la actual depresión  sigue prestando atención a sus sucesivos ministros PP-PSOE atisbando desde lo alto del palo mayor los brotes verdes de la recuperación que nos librarán del naufragio de la transición.

El ruter se me estropeó. Llamé a Telefónica y a los dos días vino un técnico a cambiarlo. Era búlgaro. Inmediatamente advertí que tenía un alto nivel formativo. Resultó ser ingeniero de telecomunicaciones (telecos). Había trabajado para una empresa subcontratada de Telefónica ganando más de 2.000 €/mes a base de reparaciones a destajo. Ahora trabajaba para una subcontratada de la subcontratada. Seguía haciendo horas a destajo pero el sueldo final no llegaba a los 800 €. Conversamos mientras manipulaba el ruter. Había estudiado en una universidad búlgara (Bulgaria era una especie de “Silicon Valley” del COMECON, que suministraba más del 40% de los sistemas informáticos y micro-ordenadores que se utilizaban en los Países del Este). Le pregunté cómo se vivía allí antes de la transición. No eran ricos pero todos tenían trabajo. Los servicios públicos funcionaban bien y cubrían todas las necesidades básicas (la universidad era “obligatoria”, vivienda de propiedad asignada por el estado, calefacción, sanidad, transporte, pensiones, …). Me confesó que la transición había sido una estafa.

El final de la transición en Bulgaria

 
Bulgaria está llegando ya al final de su transición. Se comportó como el mejor alumno de la transición neoliberal y como recompensa fue admitido en la UE en 2007 (no entró en el euro pero mantiene la paridad de su moneda fijada al euro).

Desde el año 2000 hasta 2007, tras las terapias de choque neoliberales del inicio de la transición, Bulgaria experimentó un milagro económico semejante al español, con un boom en el crédito y la construcción y tasas del 6% de crecimiento del PIB.


El capital extranjero se hizo dueño del país. Todas las palancas políticas y económicas están en manos de las corporaciones transnacionales. Bulgaria es una república con un alto grado de centralización política, administrativa y económica.

Aunque la deuda privada supera el 75% del PIB (la mayoría en manos de la banca griega), la deuda pública era inferior al 18,5% del PIB en 2012 (la 2ª más baja de toda la UE) y las exportaciones han crecido a una media del 10% anual desde la crisis.


Obsérvese que, a diferencia de España, el endeudamiento público no pasó a sustituir al privado (rescate bancario) puesto que la mayor parte de la banca era extranjera.

Las finanzas (la banca está en manos extranjeras) están saneadas. Como en Rusia, el el pequeño sector controlado por los autóctonos está en manos de la mafia búlgara (TIM, por las iniciales de los tres capos principales, controla, además de los tráficos ilegales, medios de comunicación, cadenas de TV, un banco, la compañía aérea Bulgaria Air, parte de los aeropuertos, …) .. Las contribuciones a la seguridad social por parte de empresas y trabajadores están por los suelos. Bulgaria detenta el IRPF y el impuesto de sociedades más bajo de la UE.

Las “recomendaciones” de la Comisión y el FMI, fielmente seguidas, han conducido al país al austericido. Como manda la Troika, la salida de la crisis ha de ser vía exportaciones; lo malo es que las exportaciones no pagan IVA y sin otros ingresos el estado sigue adelgazando. El sueldo medio ronda los 350 euros. Los pensionistas cobran 75 euros al mes.600.000 hogares ingresan menos de 100€ al mes. La economía informal ronda el 32% del PIB.

Como en España, tres operadores extranjeros se reparten el sector eléctrico que, pese a una demanda en caída libre, sigue forzando subidas continuadas de las tarifas que dejan en la pobreza energética a la mayoría de la población.

En un solo año la población ha disminuido en un 5,5% y aún así el paro supera el 12% oficial. Según una encuesta encargada por la BBC británica, el 37% de los búlgaros ha considerado mudarse a otro país comunitario en los últimos cinco años (la mafia controla el boyante sector empresarial del tráfico migratorio).


Su situación macro-económica, en comparación con la española, es envidiable. Bulgaria está “haciendo los deberes” pero el país se está literalmente muriendo. La “transición” está acabando con Bulgaria.

La transición en España


Orígenes

Los orígenes de la transición “económica”, irónicamente, hay que buscarlos en el franquismo. La alternativa frente a los desequilibrios macroeconómicos y la falta de competitividad de la industria naciente española fue el plan de estabilización de 1959 (que desató la primera gran ola migratoria) con la entrada en el gobierno de los ministros del Opus Dei, la progresiva apertura económica y la fuerte dependencia respecto al turismo y la construcción. La consigna falangista de un "capitalismo de propietarios" se adelantó en dos décadas a la del "capitalismo popular" de la Sra. Thatcher.

La severa crisis económica de 1973 se entrelazó con la crisis política de los últimos años del franquismo. La transición política se fundió con la transición económica colaborando en profundizar el modelo y readaptarlo a las nuevas circunstancias económicas internacionales.

El perfeccionamiento

Con la entrada en la CEE, el gobierno de Felipe González cedió a los intereses de los grandes grupos industriales europeos pactando la desindustrialización del país a cambio generosos subsidios del orden del 1% del PIB, buena parte de los cuales irían a infraestructuras vinculadas a potenciar el turismo y la construcción. Multinacionales francesas, alemanas e italianas fueron convidadas a la subasta por el control de las posiciones claves de la estructura productiva del país que se privatizaba por momentos. La veda se levantó excepto para los bancos y las constructoras que continuaron en manos de la oligarquía patria. El sector eléctrico y las telecomunicaciones quedaron momentáneamente al margen de la ola de privatizaciones.

Esta entrada en tropel de capital exterior disparó la especulación: la bolsa se revaluó en un 200% entre 1986 y 1989 y el sector inmobiliario se convirtió en el más rentable del planeta. El modelo de la transición se había “perfeccionado” demostrando que podía generar crecimiento a partir del consumo interno estimulado por la burbuja de precios y activos financieros, al margen del sector industrial.

Lamentablemente el creciente déficit exterior y la falta de una base sólida para el crecimiento terminaron desatando ataques especulativos contra la peseta. Los juegos olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla no consiguieron frenar el crash de los mercados.

España en la "Champions League"

Sin embargo, a la transición le quedaba aún un cierto margen: el “euro-perfeccionamiento” del modelo en conexión con la desregulada escalada especulativo-financiera neoliberal globalizada y la gentil colaboración PP-PSOE (ley del suelo de 1998, incentivos fiscales a la vivienda, desregulación bancaria, …) alargarían el experimento hasta el crash definitivo en 2008.

De golpe, los españoles pasaban de sufrir unas tasas de interés entre el 18 y el 20% a ser literalmente perseguidos por los oferentes de crédito barato que los convertirían en los ciudadanos más endeudados del continente. El efecto riqueza generado por la escalada de precios de la vivienda se traducía en un 7% de incremento anual del consumo privado (según cálculos del FMI) y el empleo registraba un crecimiento acumulado del 36% (7 millones de nuevos empleos).

En la euforia del “década milagrosa”, el país se autocomplacía en su papel de punta de lanza del nuevo orden económico mundial. Éramos los más europeístas, firmábamos a ciegas cualquier tratado o constitución neoliberal que nos fuera presentada y estábamos dispuestos a privatizar cualquier cosa a precios de escándalo. Se construían AVEs, puertos, aeropuertos, autopistas y circuitos automovilísticos por doquier. En pocos años la población se incrementó en un 18% gracias a la entrada de 6 millones de inmigrantes mantenidos artificialmente en la exclusión para explotarlos mejor.

Para mayor orgullo patrio, los nuevos campeones privados surgidos o reforzados con las privatizaciones, apalancándose en los mercados globales, adquirían, también a precios de saldo, los restos del naufragio de la crisis de la deuda latinoamericana. España jugaba ya, de pleno derecho, en la champions league económica mundial.

El fin del círculo virtuoso


En 2006 se iniciaron las obras para 0,9 millones de viviendas pero las ventas empezaron a caer. En 2008 había más de 1 millón de viviendas sin encontrar comprador. De golpe, el "efecto riqueza", el círculo virtuoso de precios de la vivienda - consumo, se invertía en “efecto pobreza” y se iniciaba la debacle.

El PiB cayó en un 7,7% y el superávit fiscal del 2% en 2006 se convirtió en un déficit del 15% para socializar las pérdidas de los bloques oligárquicos del país (ACS, Ferrovial y FCC exigiendo que el estado en crisis mantuviera en pie sus contratos en infraestructuras). Luego vino el rescate financiero. De golpe los contribuyentes asumiendo las deudas de sus cajas y bancos con respecto a la banca centroeuropea.

Endeudamiento exterior con respecto a la banca centroeuropea

El final de la transición española


La última fase de la transición española (el eurocidio) ha dejado al país ahogado en un mar de deudas impagables.

En 2002 la deuda externa neta (lo que debemos menos lo que nos deben) apenas superaba los 303.000 millones de €, a finales de 2012 la deuda neta había escalado hasta los 976.400 millones de € (92,9% del PIB). En marzo de 2013 debíamos al exterior 1,75 billones de € (167% del PIB).

 
Deuda exterior en dólares: 2,57 billones de $

La deuda no ha hecho más que crecer al ritmo de los sucesivos déficits de la Balanza de Pagos.

Evolución del déficit por cuenta corriente

El final de la transición exige, "para salir de la crisis", que el país produzca domésticamente mucho más de lo que importa, convirtiendo el déficit en superávit y volviendo a la senda del crecimiento para poder reducir así el nivel de endeudamiento exterior. 

La trampa de las exportaciones

Como no paran de propagar los ministros y portavoces del gobierno, las exportaciones españolas se han recuperado rápidamente al nivel de pre-crisis (demostrando su creciente competitividad).

Pero el problema es que el sector exportador es demasiado pequeño en relación al tamaño de la economía. El sector exportador alemán es 5 veces mayor que el español, incluso si incluimos el turismo en el cómputo.

Azul: Alemania. Marrón: España

Para aumentar el peso del sector exportador de bienes transables (comercializables en el exterior) es preciso aumentar la inversión en bienes de equipo específicos. Como, salvo contadas excepciones, los únicos que pueden hacer esto son los grandes grupos monopolistas transnacionales, es preciso que las “reformas” (ahora lo de “terapias de choque” ya no se lleva) se sucedan a un ritmo frenético hasta convertir a España en un país lo suficientemente “atractivo” para el capital internacional. Esta es la hoja de ruta y la esperanza del gobierno actual que con la mayoría absoluta de la resignación es capaz de encadenar reformas laborales y sociales a placer, con el objetivo de unos sueldos, seguridad social, pensiones y servicios públicos acordes con los deseos de los inversionistas (las exportaciones no generan IVA).

Sin embargo, de momento tal estrategia aún no acaba de funcionar como muestra la siguiente gráfica.

Inversión en equipo industrial

El problema es que el capital monopolista internacional ha puesto en competición mortal a una multitud de países que pretenden exactamente lo mismo y todos ellos están encadenando reforma tras reforma. Además, como la crisis global no remonta (ni remontará) hay pocos incentivos para que los inversores internacionales acaben aterrizando en España.

El retraso en la transición

Si finalmente las reformas del PP-PSOE acabaran teniendo éxito y el capital internacional desembarcara en España, estaríamos en una situación semejante a los países que ya han realizado este tipo de transición (Polonia, Hungría, Letonia, Bulgaria, …), países dotados ya de un poderoso sector exportador (y sin apenas endeudamiento externo) en los que la democracia anda secuestrada en manos del capital exterior y sectores neonazis o mafiosos, países con los cuales estamos convergiendo de forma cada vez más notable, incluso en lo que atañe a resignación.

El austericidio es pues la receta para la conclusión de la transición española. España deberá salir del oscuro pozo de la deuda y la depresión vía exportaciones. Para atraer al capital exterior es preciso bajar los sueldos y las cotizaciones sociales con un continuum infernal de reformas para “competir” con las reformas de nuestros vecinos.

El nivel del paro formal es una "ventaja comparativa" frente a nuestros competidores y deberá permanecer bien alto para administrar con éxito las sucesivas dosis de reformas laborales hasta que el salario medio resulte competitivo (400 €/mes ?).


Como en el caso de nuestros sufridos competidores “exportadores” de la periferia, la pobreza energética, los desahucios, la pobreza de la dependencia, la pobreza “sostenible” de los pensionistas, la pobreza sanitaria, la pobreza educativa, la polarización social extrema, la privatización de lo público, el adelgazamiento administrativo, …, acaban expulsando población joven a mansalva, indignados y resignados sin distinción. 

Austericidio o rebeldía


Como en el caso de la década perdida latinoamericana, el problema de la deuda no tiene solución económica. La salida de la crisis vía terapias de choque (reformas) y exportaciones es una distopía. La única solución posible es la política, es la rebeldía, es la indignación en masa, es la denuncia de la ilegitimidad de una deuda instrumentada por el capital para someter a la gran mayoría del país a un mayor grado de explotación capitalista.

Más información:

I. López, E. Rodríguez : El modelo español

E. Hugh: El rosario de la aurora

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡En hora buena! Vengo visitando tu blog desde hace meses, en búsqueda de una nueva entrada.

Es un gusto que hayas vuelto a publicar. Ojalá tu tiempo te permite aumentar la frecuencia.

¡Saludos!

Anónimo dijo...

Muchas gracias por tus entradas! De verdad, tu blog se ha convertido en una referencia para mi.

UN saludo.